Descripción
Jizo Protector Okiagari.
Su origen se remonta al budismo indio, donde se le conocía como Ksitigarbha, pero con el tiempo su imagen y culto evolucionaron en Japón y se adaptaron a las creencias y costumbres locales.
Jizō se representa como un monje budista con una túnica, un bastón y una joya. Su túnica simboliza su compasión, su bastón le ayuda a recorrer los caminos y su joya le permite iluminar la oscuridad.
A menudo se le ve rodeado de niños o con uno en sus brazos, lo que refleja su amor y cuidado por ellos. También se le suele vestir con gorros y baberos rojos, que son ofrendas de los padres que han perdido a sus hijos o que desean tenerlos.
Según la creencia popular, Jizō protege a los niños que mueren antes o después de nacer, ya que se considera que no pueden acceder al paraíso por no haber acumulado suficiente karma positivo.
Jizō les consuela y les ayuda a cruzar el río del purgatorio, donde son atormentados por demonios que destruyen sus pilas de piedras.
Jizō les esconde en las mangas de su túnica y les guía hacia la salvación. Por eso, los padres suelen rezar a Jizō por el bienestar de sus hijos fallecidos o por el deseo de tenerlos.
Jizō también es venerado como el patrón de los viajeros, ya que se le considera protector del camino y los caminantes.
Es común ver estatuas de Jizō en templos, cementerios y lugares públicos, donde los viajeros pueden orar por su protección durante sus desplazamientos.
Algunos viajeros llevan consigo pequeñas estatuas de Jizō como amuletos de buena suerte y protección. Además, se cree que si se coloca una moneda en la mano de una estatua de Jizō, esto traerá suerte y fortuna.
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