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Amuletos y supersticiones japoneses

Amuletos y supersticiones japoneses

Amuletos y supersticiones japoneses

Japón es un país fascinante que combina la modernidad con la tradición. Su cultura está llena de costumbres, creencias y rituales que a veces nos resultan extraños o exóticos, pero que tienen un profundo significado para los japoneses. Entre ellos, destacan los amuletos y las supersticiones, que forman parte de la vida cotidiana de muchas personas en el país del sol naciente.

Los amuletos japoneses, llamados engimono (縁起物), son objetos que se utilizan para atraer la buena suerte, la prosperidad, el amor, la salud, la protección o el éxito en algún ámbito específico. Se pueden encontrar en los santuarios sintoístas y los templos budistas, donde se venden a los fieles y visitantes. También se pueden ver en las casas, los negocios, los coches o los bolsillos de los japoneses, que los llevan consigo como una forma de asegurarse el favor de los dioses o de evitar la mala suerte.

 

Amuletos japoneses

 

Algunos de los amuletos japoneses más populares y conocidos son:

Es una figurita de un gato que saluda con la pata levantada. Según la leyenda, un gato salvó a un señor feudal de una tormenta al invitarlo a entrar en un templo con su gesto. Desde entonces, el maneki neko se considera un símbolo de prosperidad y fortuna. Dependiendo de la pata que tenga levantada, el color o el accesorio que lleve, el maneki neko puede tener diferentes significados. Por ejemplo, si saluda con la pata izquierda, atrae a los clientes; si lo hace con la derecha, atrae el dinero; si es blanco, trae pureza; si es negro, aleja el mal; si lleva una moneda, trae riqueza; etc.

 

– El daruma (だるま), o muñeco de Daruma es una figura redonda y hueca que representa al monje budista Bodhidharma, fundador del zen. El daruma tiene dos ojos vacíos y se le pinta uno cuando se hace un deseo. Cuando se cumple el deseo, se le pinta el otro ojo. El daruma simboliza la perseverancia y la determinación, ya que siempre vuelve a su posición original cuando se le tumba. El color más común del daruma es el rojo, que representa la energía y la vitalidad, pero también hay otros colores con distintas connotaciones. Por ejemplo, el blanco significa paz; el amarillo, seguridad; el verde, salud; el azul, éxito; etc.

– El omamori (お守り), o talismán protector, es una bolsita de tela que contiene una inscripción sagrada en su interior. El omamori se consagra en un santuario o templo y se guarda como un amuleto personal o se cuelga en algún lugar donde se necesite su protección. Hay muchos tipos de omamori según el propósito que se busque: para el amor, el estudio, el trabajo, los viajes, la salud, etc. Se dice que el omamori pierde su efecto al cabo de un año y debe ser devuelto al lugar donde se compró para ser quemado y renovado.

– El tanuki (狸), o mapache japonés, es un animal que según el folclore tiene poderes mágicos y puede cambiar de forma. El tanuki es considerado un símbolo de buena suerte y prosperidad por su habilidad para crear ilusiones y engañar a los humanos. Una estatua típica de un tanuki muestra al animal con un sombrero de paja, una botella de sake, una carta promisoria y unos testículos enormes. Estos elementos representan la sabiduría, la alegría, la generosidad y la fertilidad respectivamente.

– El ofuda (お札), o papel sagrado, es una tira de papel o madera con el nombre de una deidad escrita en ella. 

Se recibe en un santuario o templo y se coloca en el kamidana (神棚), o altar doméstico, o en la entrada de la casa o el negocio. Sirve para invocar la presencia y la bendición de la deidad, así como para proteger el lugar de las influencias negativas.

– El shichifukujin (七福神), o los siete dioses de la fortuna, son un grupo de deidades que provienen de diversas tradiciones religiosas y culturales. Cada uno de ellos tiene un atributo y una función específica relacionada con la buena suerte. Son: Ebisu, dios del comercio y la pesca; Daikokuten, dios de la riqueza y la agricultura; Bishamonten, dios de la guerra y la justicia;

Benzaiten, diosa de la música y el arte; Fukurokuju, dios de la longevidad y la sabiduría; Jurojin, dios de la salud y la felicidad; y Hotei, dios de la abundancia y el contento. Se dice que si se reúnen los siete amuletos que los representan, se obtiene una gran fortuna.

 

Además de estos amuletos, hay otros muchos que se pueden encontrar en Japón, como el koi nobori (鯉のぼり), o bandera de carpa, que se usa para celebrar el Día de los Niños y simboliza el valor y el crecimiento; el teru teru bozu (てるてる坊主), o muñeco colgante, que se usa para pedir buen tiempo o evitar la lluvia; el hamaya (破魔矢), o flecha sagrada, que se usa para alejar el mal y atraer el bien; el kumade (熊手), o rastrillo de bambú, que se usa para barrer la buena suerte y la prosperidad; etc.

 

Supersticiones japonesas

Las supersticiones japonesas, por otro lado, son creencias populares que se basan en la asociación entre ciertos fenómenos naturales, números, palabras o acciones y sus consecuencias positivas o negativas.

Algunas supersticiones japonesas son muy similares a las occidentales, como por ejemplo que romper un espejo trae siete años de mala suerte o que pasar por debajo de una escalera es de mal augurio.

Otras, en cambio, son muy propias de Japón y tienen que ver con su cultura, su idioma o su historia. Algunas de las supersticiones japonesas más curiosas y extrañas son:

 

– El número cuatro se considera de mala suerte porque se pronuncia igual que la palabra muerte (shi). Por eso, muchos edificios no tienen el cuarto piso o las habitaciones que terminan en cuatro. Lo mismo ocurre con el número nueve, que se pronuncia igual que la palabra sufrimiento (ku).

– Regalar un reloj a alguien es un mal gesto porque implica que le deseas una muerte temprana. La expresión «regalar un reloj» (tokei wo okuru) se parece a «despedir a un difunto» (toki wo okuru).

– Cortarse las uñas por la noche es de mala suerte porque puede provocar una muerte prematura. Según una leyenda, un samurái se cortó las uñas por la noche y al día siguiente fue atacado por unos bandidos. Al intentar defenderse con su espada, sus uñas cortas le hicieron perder el agarre y fue asesinado.

– Dormir con la cabeza orientada al norte es de mala suerte porque es la posición en la que se colocan los cadáveres en los funerales. Se dice que dormir así puede acortar la vida o provocar pesadillas.

– Silbar por la noche es de mala suerte porque puede atraer a las serpientes o a los ladrones. También se dice que silbar puede ofender a los espíritus o a los dioses.

– Escribir el nombre de una persona con tinta roja es de mala suerte porque significa que le deseas la muerte o que ya está muerta. Antiguamente, se usaba la tinta roja para escribir los nombres de los difuntos en las lápidas o en las listas genealógicas.